430 AÑOS ATRÁS…
Tengo entre mis manos la
novela de Arturo Pérez Reverte, "La carta esférica". Y, sin sospechar en qué
consistiría la trama del libro, me encuentro en la novela (¿y dónde no?), ante la
presencia de los jesuitas. Un libro que me atrae por su desarrollo y suspense
continuo, pero sobre todo…, porque desarrolla un período apasionante de la historia
de los jesuitas cuando, en 1767, fueron expulsados de España y sus dominios,
por órdenes del rey, Carlos III y seis años más tarde, suprimidos en toda la
iglesia por el papa Clemente XIV.
Y pienso en los jesuitas, en
ese grupo religioso del que nunca había oído hablar yo hasta mis 17 años,
cuando conocí a algunos de ellos que iban a las fábricas a predicar entre
obreros descreídos, hartos de una religión proclamada como oficial en el estado
español por orden del dictador Franco. Y a pesar de esa rebeldía de los
trabajadores y muchos sectores populares, ahí estaban ellos en aquella época en
la que hubo una expansión de los “curas obreros”.
Y pienso en los jesuitas de
Bolivia, cuando se oponían al
concordato entre la Santa Sedes y el gobierno del dictador Bánzer. Esos
jesuitas que, en la década de los 70 y junto a las mujeres mineras lucharon
contra la dictadura: Luis Espinal, un ejemplo para muchos de los otros miembros
de la Compañía de Jesús, asesinado por los militares; Xavier Albó, antropólogo e investigador que
dedica su vida a los indígenas de Bolivia; Gabriel Siquier que, desde Charagua,
gasta años de su vida entre los guaraníes…, y así otros muchos. Jesuitas en
colegios, en el observatorio San Calixto, en centros mineros…
Y pienso que hace 430 años
llegaron a Bolivia y contribuyeron con su dedicación a los más excluídos de la
sociedad y a los explotados por los conquistadores españoles y por la colonia, organizando
las reducciones guaraníes. Pueblos como San Javier, San Ignacio (en la
Chiquitanía y en Moxos) mantienen el recuerdo de aquellos fundadores de la
Compañía de Jesús -un puñado de diez
soñadores- que en 1540 consiguieron que
el papa Paulo III los reconociera como orden religiosa y aprobase sus
estatutos.
La novela de Arturo Pérez
Reverte, "La carta esférica", nos hace revivir lo que significaron las intrigas
palaciegas tanto en España como en Europa para suprimir a unos religiosos que
molestaban al poder establecido, que eran capaces de denunciar a la monarquía
con tal de favorecer a poblaciones indígenas (la película de Roland Joffé, La
misión, es también otro testimonio de preferencia a hacia los
desposeídos).
En 1773 el papa Clemente XIV
firmó la supresión de la Compañía y también en Bolivia dejaron su misión.
Tendrían que transcurrir 41 años para que otro papa, Pío VII, en agosto de 1814
restableciera la Compañía de Jesús.
Ahora los jesuitas de Santa
Cruz recuerdan 203 años de su retorno a nuestra tierra. Un recuerdo que
manifiesta la presencia de unos hombres que siguen apoyando la transformación
de estructuras injustas y que, de acuerdo al mandato del papa Francisco jesuita
también, tratan de acercarse a los descartados del sistema.
Santa Cruz, 15 de mayo de
2017.