Cap. 20: IRFACRUZ, IRFA Y RADIO SANTA CRUZ
Un 12 de octubre de 1982
No trato de realizar ninguna apología de esa
fecha. Es más, ni creo en el mito del “descubrimiento” ni en el “encuentro” de
culturas”… Pero por esas situaciones de la vida, fue justamente en esa fecha
cuando me encontré con el P. Víctor Blajot, en la ciudad de La Paz. Don Víctor
era un jesuita venerable, querido por muchos y también rechazado -¿y quién no lo es?- por unos pocos.
El P. Blajot había llegado a Bolivia en 1963,
con la experiencia acumulada de haber sido maestro formador de novicios,
superior de la provincia jesuítica de Cataluña, asistente del superior General
de los jesuitas en Roma y otros muchos cargos más…
Aunque como buen catalán tenía sus rasgos de
tacañería -cuando dejé la Compañía de
Jesús, no quiso darme un simple finiquito de $us. 600,00 único patrimonio que
tenía para recomenzar con 35 años una vida de laico-, sin embargo había un mutuo sentimiento de
simpatía y amistad. Y ese cariño se afianzó y aumentó cuando dejé de ser
jesuita.
Ese 12 de octubre marcaría un cambio importante
en mi vida. Desde que llegué a Bolivia, siempre había trabajado en las regiones
andinas, tal y como describí en capítulos anteriores. Al encontrarnos ese 12 de
octubre de 1982, el P. Víctor me abordó directamente: -Con Fe y Alegría estamos
iniciando una radio educativa en Santa Cruz de la Sierra, ¿no te animarías a ir
a Santa Cruz? Me sorprendió la pregunta
y me agradó la confianza que mostraba en mí. Después de consultarlo con mi
esposa, la respuesta fue afirmativa. Nos daba un poco de temor, pues esa
decisión significaría cambio de vivienda, de escuela para mis hijas -que ya habían tenido otro cambio de
Barcelona a Iquitos, en Perú, y de ahí a La Paz-, de círculo de amistades y de
clima. Pero también era un desafío y la vida está llena de interrogantes y de
cambios… Al menos, así lo viví desde que dejé la casa de mis padres a los 17
años. Ahora, con 42 años, seguiría cambiando y caminando por nuevas rutas.
Con esa decisión y para conocer algo en qué
consistiría mi nueva tarea, a fines de noviembre del 1982, aterricé en el aeropuerto
del Trompillo. A ese mismo aeropuerto había llegado en julio de 1964, después
de un viaje por barco desde Barcelona hasta el puerto de Santos, en Brasil, y
de ahí, por avión, a Santa Cruz. En aquel momento, Santa Cruz era una etapa de
paso hacia mi destino en la ciudad de Sucre, donde permanecería durante tres
años trabajando como profesor. Ahora, dieciocho años después, retornaba con mi
familia para radicar en las tierras bajas de Bolivia.
Mi primera sorpresa fue encontrarme con Álvaro
Puente, que había ido a recibirme acompañado de Rosalba del Valle, religiosa
dominica que trabajaba en IRFA. Fue un primer contacto con IRFA. Una manera de
conocer una institución que había nacido impulsada por otra religiosa, Emma
Rioja, con la inspiración de los jesuitas, Tomás García Garrote y Víctor
Blajot.
Instituto Radiofónico Fe y
Alegría: IRFA
El Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA)
era una adaptación a Bolivia de la experiencia nacida en las islas Canarias
(España), también bajo la dirección de los jesuitas. El IRFA canario fue una
respuesta al avance económico y turístico de España, en la década de los ’60.
La idea en aquel entonces fue ofrecer cursos de educación primaria y también de
idiomas a los trabajadores de las islas canarias para que pudieran insertarse
en el desarrollo turístico de las islas.
I R F A en 1986 |
El 4 de agosto de 1961, el presidente
constitucional Víctor Paz Estensoro había promulgado el D.S. Nº 06931 en el que
se reconocía a la Iglesia Católica la personería jurídica para ejercer la
enseñanza en todo el territorio nacional.
En el año 1966 los jesuitas iniciaron una
experiencia -que procedía de Venezuela y
se estaba iniciando también en Perú- de
educación popular.
Ese experimento de capacitación por radio para
mejorar los conocimientos de adultos que no habían podido ir a la escuela se
trasladó a la República Dominicana y de ahí llegó a Bolivia. En 1975 los
jesuitas sugirieron el inicio de una experiencia radiofónica pero adaptada a
las necesidades de los sectores populares de Santa Cruz.
Y el inicio del trabajo correspondió a la
hermana Emma Rioja, que junto a un pequeño grupo de maestros rurales comenzaron
la preparación de locutores y la realización de textos de educación popular.
Durante todo el año de 1975 se prepara, por una
parte, al equipo pedagógico (serán ellos los que grabarán las clases
radiofónicas) y, por otra, un pequeño grupo que se trasladará por los barrios
de la ciudad en moto perifoneando el inicio de clases por radio y animando a
quienes los veían incrédulamente para que se inscribieran al primer curso.
Nombres como César Peña, Victoria Rosales, Ilse Arias,
Ricardo Joaquín, Mario Panique, María Ribera, Martha Senzano, Ana María
Pedriel, Enrique Aguilar, Catalina Rodríguez, Rodolfo Rivas, Eyda Núñez, Ever
Rojas (Mosito), Germán Vaca, Armando Vásquez y Gueisa
Peña fueron la
piedra fundamental, junto a las religiosas fundadoras: Emma Rioja, Rosalba del
Valle y Emilia Gómez
“Me recuerdo yo –nos
relata Armando Vásquez, uno de los primeros trabajadores que permanece todavía en
IRFA- cuando el 78 se inauguraba el
mundial de futbol en Argentina, me recuerdo bien y en enero era todo un
pistolón que se hacia acá en los medios de comunicación por la gran
inauguración del campeonato argentino del 78 y justo inicia enero del 78…, yo
entro a trabajar a la institución a invitación de la madre Emma Rioja Gutiérrez
que era la Directora en ese tiempo de la institución que sería un lugar más
pequeño que ahora donde estamos.
Un año después, en 1976, a través de radio Oriental, Grigotá
y Santa Cruz, en Santa Cruz de la Sierra, y radio Mensaje y Norte, en Montero,
salieron al aire las primeras clases de educación de adultos dirigidas a los
clubes de madres y, posteriormente, a comunidades rurales.
Dos nombres que no se pueden pasar por alto y que fueron
piezas clave en el desarrollo de IRFA: Germán Vaca, cariñosamente apodado
“Chicharrón”, como promotor de la zona norte, en Montero, y Enrique Aguilar,
como técnico de imprenta, amos ya fallecidos.
Y
otro nombre que fue puntal en el trabajo de IRFA es el de Fanny Perrogón. El 1
de febrero de 1978 inició su tarea junto a la fundadora Emma Rioja: ”Empecé de secretaria de
IRFA -nos relata Fanny como testimonio-; luego, auxiliar contable y terminé de
contadora. No trabajaba con los promotores directamente, pero me tocaba ir de
gira algunos fines de semana, sobre todo cuando se aplicaban los exámenes, o a
visitar a los Maestros Guías. Cuando se hacían cursillos de Maestros Guías iba
a Muyurina a participar de los talleres”.
El tiempo avanza, las necesidades se agrandan y de una
pequeña infraestructura en la calle Colón, se adquiere un terreno y local
propio en el barrio Fe y Alegría (lugar en el que permanece hasta el día de
hoy). No solamente se cambia de oficina, sino que se contempla la necesidad de
no depender de las emisoras que transmitían las clases. Nuevamente la Hna. Emma
Rioja, en conversaciones con los jesuitas de la parroquia de La Merced,
consideran la importancia de disponer de una emisora propia: de esa forma se
podría escoger los horarios más convenientes para las clases, sin estar
supeditados a las publicidades comerciales y/o a las transmisiones de fútbol
que las emisoras privadas consideraban prioritarias.
“En el tema de las visitas pedagógicas -nos explica Carlos
Coca- antes salíamos a hacer las visitas, pero ahora
sólo lo hacen los promotores y ellos son los que hacen sus informes, viendo qué
dificultad hay, que se vaya avanzando, y
esa información a veces no nos llega, el promotor no lo trae.
Está el promotor que es el encargado de zona, donde tiene
sus maestros guías, su centro, sus
alumnos. Y está el coordinador de promotores que es el que viaja a cada
zona a hacerle seguimiento. Ahora yo estoy como coordinador de promotores”.
El trabajo en aquellos años estaba inspirado más por la
mística que por el interés económico. Por eso, la misma Fanny nos recordará que
cuando realizaron el I Seminario de IRFA en “Muyurina[i],
en octubre de 1978, se realizó un seminario a nivel latinoamericano denominado
"Curriculum Radiofónico" auspiciado por ALER y la sede fue IRFA. La
Hna. Emma me mandó de secretaria a ese seminario. Luego de tres semanas, hubo
una última semana donde se reunieron los Directores de las Escuelas
Radiofónicas solamente, y en la misma también me tuve que quedar de secretaria
pero estuve solamente el día lunes, porque murió mi padre biológico y me tuve
que ausentar. Regresé a Muyurina luego del funeral y antes de terminar la
reunión de directores tuve que irme a Santa Cruz a mecanografiar el informe
final del seminario para que se lo llevaran los directores. Trabajé más de 40
horas seguidas sin dormir pero logré terminarlo a tiempo”.
El trabajo no se reducía a la grabación de las
clases o a la impresión de documentos, sino que se extendía a desplazarse por
las comunidades campesinas, a pesar de que los caminos no siempre eran cómodos
y transitables. Por eso, Fanny recordará también aquellos caminos por donde
transitaba en el Toyota, hace más de treinta años: “Recuerdo los caminos malos y las plantadas que nos dábamos en la noche;
una vez estábamos desde atrás empujando el Land Cruiser para sacarlo porque
estaba enfangado, y la traviesa de Toya
-Victoria Rosales, otra las iniciadoras del IRFA- pisó el acelerador y
nos bañó de barro a todos los que estábamos por atrás empujando”.
En 1982, después de reflexión y búsqueda de financiamiento en
el exterior, se consigue el apoyo de una ONG de Holanda para la adquisición de
una radioemisora que, además tenía aprobadas por el ministerio de Comunicación
las frecuencias en ondas media y corta y un nombre que la señalaba como una
insignia para nuestro departamento: Radio Santa Cruz.
RADIO SANTA CRUZ
Con esa realidad me encontré en aquel mes de noviembre de
1982 y, al mismo tiempo, con la novedad de que la Hna. Emma Rioja había sido
destinada por sus superioras a Cochabamba, con lo
cual en enero de 1983 me correspondía iniciar el año como director de IRFA y
con la misión de comprar la radioemisora Santa Cruz y trasladarla a las
oficinas del barrio Fe y Alegría.
Sin embargo, no significaba que en aquel
momento estaría solo para esa tarea: por una parte, el equipo de maestros y
promotores ya mencionados anteriormente y, por otra, el apoyo de Álvaro
Puente -que había llegado a IRFA pocos
meses antes que yo- y de Rosalba del
Valle fueron fundamentales. Rosalba había estado desde un inicio con Emma y
conocía todo el tema pedagógico; Álvaro regresaba a Bolivia después de un
exilio, desde el golpe de García Meza, que lo llevó a Nicaragua, Cuba y México.
Su formación ideológica, además de su capacidad práctica para solucionar
problemas técnicos fue indispensable.
En palabras del propietario de la
radioemisora que nos vendió, podemos recordar cómo se dieron los primeros
pasos, desde que la dirigió el Señor Emilio Peña y pasó a su hijo Emiliano: “Todos han puesto su granito de arena para
hacer que ese medio creciera, hemos llegado a ocupar sitiales importantes a
nivel local y a nivel nacional en cuestión de audiencia. Cuando ya mi padre
tuvo su infección de diabetes, alguien tenía que ponerse al frente, yo ya
estaba estudiando la Carrera de Derecho en la Universidad René Moreno, yo había
estudiado Electrónica, así que le ayudaba en lo técnico y en lo administrativo;
yo estuve con la Radio desde el año 1972 - 1973 por ahí, hasta el año 1983, en
que pasó a Fe y Alegría”.
El nombre de la emisora era
importante para IRFA puesto que hace alusión al departamento cruceño y, además,
porque ese nombre estuvo sugerido por uno de los grandes personajes de la
historia cruceña: “como se luchó por la regalía del 11%,
exigieron a mi padre que tenía que cambiarle el nombre. El Doctor Melchor Pinto Parada, que fue un
Patricio Cruceño, le dice a mi padre: «tu Radio puso el pecho por su pueblo, puso
al servicio de Santa Cruz, yo quiero pedirte que le pongas RADIO SANTA CRUZ
porque se lo han ganado y que su aniversario sea el 24 de Septiembre» y seguí
el consejo de don Melchor Pinto".
IRFACRUZ SRL.
El primer paso fue legalizar y darle personería jurídica a la
radio adquirida. Debo mencionar el gran aporte del abogado, Fernando Rodríguez,
que tuvo que conjugar lo jurídico con lo religioso: hacía falta dos socios para
constituir una Sociedad de Responsabilidad Limitada, que aportaran un capital
para comprar la radio: la Compañía de Jesús fue uno de los socios y Fe y
Alegría, el otro. Para resaltar el nombre de IRFA -iniciadora de la experiencia- se le adjuntó
CRUZ -en alusión al departamento- y de
ahí nació IRFACRUZ.
El siguiente paso fue dotar a la emisora de una potencia de
transmisión de 1 kilovatio en ondas media y corta, de tal forma que en las
comunidades más alejadas de la ciudad pudieran escuchar no solamente ya las
clases, sino los programas informativos y de entretenimiento propios de toda
radio.
Pronto empezó a sonar en el éter una melodía, escrita y
cantada por el camba Florencio, acompañado por Marcelo Zanabria, que se
convirtió en la característica de radio Santa Cruz:
“Tonadas que son ciclajes,
Cual canto tierno del sayubú,
Que cuanto más las escuchas
Más te entretiene radio Santa Cruz.
Con su mensaje educando,
Opina y orienta, cumpa singular,
Cual torcaza mensajera
Informao te tiene radio Santa Cruz”.
El reto era grande: había que crear un espacio informativo
(Informacruz, dirigido por Fortunato Esquivel); había que incorporar algunas
lenguas indígenas para aquellos que en la distancia nos escuchaban, y así nació
el informativo trilingüe (castellano, quechua y guaraní, conducido por Marcelo
Huanca) y no se podía dejar de lado el papel de la mujer, tantas veces postergada
en Santa Cruz: la radio revista “Mujeres del Pueblo”, conducida por Miriam
Suárez, se dedicó a resaltar los derechos de la mujer.
La participación del pueblo era fundamental en el enfoque de
una radio popular y comunitaria, por ello, se creó el programa “La Peñita del
Pueblo”, difundida los sábados por la tarde, que invitaba a cantar a diferentes
representantes de los barrios, de entre los cuales surgieron algunas voces
destacadas.
El 25 de octubre de 1983, aniversario de la creación de IRFA,
se inauguró también con nuevos equipos
-lo cual me significó un periplo por ONG’s de Europa y por una empresa
distribuidora de equipos de radio, en Miami-
la nueva Radio Santa Cruz, la emisora del Instituto Radiofónico Fe y
Alegría…, con una pequeña trampita: los equipos que adquirí en Miami recién
habían llegado a nuestra oficinas, no estaban instalados todavía para funcionar
correctamente… ¿la solución? Colocamos
todo lo nuevo en las áreas que visitaría el público, pero la transmisión
verdadera se realizaba desde un cuarto aparte… Todos quedaron admirados por la
“calidad” de sonido que emitían… ¡los equipos viejos!
Al mismo tiempo que la emisora se consolidaba, el Instituto
Radiofónico iba creciendo en alumnado y se requirió la incorporación de más
promotores que atendieran regiones como Camiri, San Julián, Guarayos además de los barrios de la ciudad.
La formación de los estudiantes exigía un crecimiento también
en el nivel pedagógico así como en el seguimiento in situ a los estudiantes. El
papel de Victoria Rosales (Toya) como cabeza de los promotores fue fundamental
para alentar a maestros guías y estudiantes a superar las dificultades de un
aprendizaje realizado por radio y a una edad en la que ya quedaba lejana la
escuela formal. A nivel administrativo, Fanny Perrogón y, posteriormente,
Beatriz Romero, se encargaron del buen funcionamiento contable de la
institución.
Además de las clases de alfabetización y primeros cursos del
nivel primario, se incorporó el nivel intermedio: ocho cursos en total que
permitían a los estudiantes recibir su certificado de estudios reconocido por
el Ministerio de Educación.
¿Una
emisora subversiva?
En la década de los ’80 -exactamente el 10 de octubre de
1982-, Bolivia salía de años de
dictadura militar y se iniciaba el período democrático con el retorno de la
Unión Democrática Popular (UDP), bajo la Presidencia de Hernán Siles Suazo.
Eran años de transición, no todos admitían un gobierno conformado, entre otros
partidos, por el PCB y el MIR. En el Oriente Boliviano, predominaba dentro de
la política un enfoque conservador, con una tradición basada fundamentalmente en
FSB.
De ahí que, comenzar con una radioemisora que hablaba a favor
de los campesinos y los pueblos indígenas, que denunciaba el abuso de algunos
terratenientes y que proclamaba los derechos de las mujeres, significó crear un
cierto ambiente adverso a la radio Santa Cruz, aun cuando los sectores
populares estaban totalmente a favor de esa emisora.
Un ejemplo patente fue la denuncia de la masacre llevada a
cabo en San Julián, en 1985, cuando el empresario Tomelic disparó contra
campesinos quechuas que habían migrado desde Potosí para colonizar aquel
municipio. Como respuesta, los mismos campesinos mataron a dicho empresario. La
reacción de los medios de comunicación privados y de los sectores conservadores
de la Falange y del Comité Cívico cruceño fue tajante e intentaron vengar, por
una parte, la sangre del “patricio cruceño” y, por otra, atacar a la radio
Santa Cruz que salió en defensa de los campesinos.
Después de unos días de tensión, fomentados desde la ciudad
de Santa Cruz por un presentador de Canal 13 que insultaba a los campesinos
“collas” calificándolos como “asesinos que chupaban la sangre de los cambas” y
otras afirmaciones falsas, la situación se serenó…
Con el transcurso de los años, Radio Santa Cruz iría ganando
un espacio preferencial en el área rural gracias a la potencia del transmisor
de onda corta, y del enfoque de los programas informativos y de participación.
La hora
cruceña
El Comité cívico pro-Santa Cruz ha jugado papeles muy
importantes en el desarrollo de la cruceñidad bajo la dirección de grandes
líderes, tal y como se menciona anteriormente a propósito de don Melchor Pinto
Parada. Sin embargo, no siempre ha
tenido líderes de la misma talla de don Melchor… En los años 84, y con el afán de cobrar más
protagonismo, se les ocurrió instaurar la “hora cruceña”, lo cual significaba adelantar
el reloj en una hora, con respecto a todo el país.
Muchas radios se plegaron al pedido del Comité y anunciaban:
“En Santa Cruz son las 08:00 de la mañana y en Bolivia las 07:00”. ¡De locos!
En Radio Santa Cruz no aceptamos ese cambio, lo cual nos valió críticas por
parte de la derecha comiteísta, aunque a las pocas semanas se retiró la
propuesta y todo siguió normal…
La música,
un elemento sustancial
Foto: En la inauguración
de las nuevas instalaciones, el Vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, el Alcalde
Percy Fernández y detrás el Director General de IRFACRUZ, P. Víctor Blajot.
PERSONAL DE
IRFA: 1975 - 2014
Directores:
Emma Rioja (1975-1982)
José Ros (1983-1986)
Eugenio Domínguez, S.I.
(1986-1988)
Víctor Blajot, S.I.
(1989-1994)
Francisco Flores, S.I.
(1995-2002)
Javier Velasco, S.I.
(2003-2012)
Juan Carlos Gutiérrez
(2013…)