El
instituto radiofónico Fe y Alegría (IRFA) era una adaptación a Bolivia de la
experiencia nacida en las islas Canarias, también bajo la dirección de los
jesuitas. El IRFA canario fue una respuesta al avance económico y turístico de
España en la década de los ’60. La idea
fue ofrecer cursos de educación primaria y también idiomas a los trabajadores
de las islas canarias para que pudieran insertarse en el desarrollo turístico
de las islas.
El 4
de agosto de 1961, el presidente constitucional Víctor Paz Estensoro había
promulgado el D.S. Nº 06931 en el que se reconocía a la Iglesia Católica la
personería jurídica para ejercer la enseñanza en todo el territorio nacional.
Ese
experimento de capacitación por radio, nacido en las Islas Canarias para
mejorar los conocimientos de adultos que no habían podido ir a la escuela, se
trasladó a la República Dominicana y de ahí llegó a Bolivia.
En 1975 los
jesuitas sugirieron el inicio de una experiencia radiofónica pero adaptada a
las necesidades de los sectores populares de Santa Cruz. Y el inicio del
trabajo correspondió a la hermana Emma Rioja, que junto a un pequeño grupo de
maestros rurales iniciaron la preparación de locutores de radio y la realización
de textos de educación popular.
Durante
todo el año de 1975 se prepara, por una parte, al equipo pedagógico (serán
ellos los que grabarán las clases radiofónicas) y, por otra, a un pequeño grupo
que se trasladará por los barrios de la ciudad en moto perifoneando el inicio
de unas clases por radio y animando a quienes los veían incrédulamente para que
se inscribieran al primer curso.
Nombres como César Peña,
Victoria Rosales, Ilse Arias, Ricardo Joaquín, Mario Panique, María Ribera,
Martha Senzano, Ana María Pedriel, Enrique Aguilar, Catalina Rodríguez, Rodolfo
Rivas, Eyda Núñez, Ever Rojas (Mosito), Germán Vaca, Armando Vásquez, Carlos
Coca y Gueisa Peña fueron la piedra fundamental, junto a las
religiosas fundadoras: Emma Rioja, Rosalba del Valle y Emilia Gómez
Un año después, en
1976, a través de las emisoras de radio -Oriental, Grigotá y Santa Cruz, en Santa Cruz
de la Sierra, y radio Mensaje y Norte, en Montero- salieron al aire las primeras clases de
educación de adultos dirigidas a los clubes de madres y, posteriormente, a
comunidades rurales.
Dos nombres que no
se puede pasar por alto y que fueron piezas clave en el desarrollo de IRFA:
Germán Vaca, cariñosamente apodado “Chicharrón”, como promotor de la zona norte
en Montero y Enrique Aguilar, como técnico de imprenta, ambos ya fallecidos.
Y otro nombre que fue puntal en el
trabajo de IRFA es el de Fanny Perrogón. El 1 de febrero de 1978 inició su
tarea junto a la fundadora Emma Rioja: “Empecé de
secretaria de IRFA -nos
relata Fanny como testimonio-, luego
auxiliar contable y terminé de Contadora. No trabajaba con los promotores
directamente, pero me tocaba ir de gira algunos fines de semana, sobre todo
cuando se aplicaban los exámenes, o a visitar a los Maestros Guías. Cuando se
hacían cursillos de Maestros Guías iba a Muyurina a participar de los talleres”.
Del inicio de IRFA y
del entusiasmo de los fundadores se fue pasando a una etapa de mayor
organización y ampliación del trabajo; para ello, se incorporó la experiencia
de enseñar el evangelio por radio y, como una sección del IRFA, se creó EVARUR
(Evangelización Rural por Radio). Ese paso significó la incorporación de dos
religiosas, Madela Sainz y Bárbara Barr, además de Juan Miguel Zambrana, Eliseo
Morón y Carmen Coca.
El tiempo avanza,
las necesidades se agrandan y de una pequeña infraestructura en la calle Colón,
se adquiere un terreno y local propio en el barrio Fe y Alegría -lugar en el que permanece hasta el día de
hoy-. No solamente se cambia de oficina, sino que se contempla la necesidad de
no depender de las emisoras que transmitían las clases.
Nuevamente, la Hna.
Emma Rioja en conversaciones con los jesuitas de la parroquia de La Merced
consideran la importancia de disponer de una emisora propia: de esa forma se
podría escoger los horarios más convenientes para las clases sin estar
supeditados a las publicidades comerciales y/o a las transmisiones de fútbol
que las emisoras privadas consideraban prioritarias.
El trabajo en
aquellos años estaba inspirado más por la mística que por el interés económico.
Por eso, la misma Fanny nos recordará que cuando realizaron el I Seminario de
IRFA en “Muyurina, en
octubre de 1978 se realizó un seminario a nivel latinoamericano denominado
"Curriculum Radiofónico" auspiciado por ALER y la sede fue IRFA. La
Hna. Emma me mandó de secretaria a ese seminario. Luego de tres semanas, hubo
una última semana donde se reunieron los Directores de las Escuelas
Radiofónicas solamente, y en la misma también me tuve que quedar de secretaria
pero estuve solamente el día lunes, porque murió mi padre biológico y me tuve
que ausentar. Regresé a Muyurina luego del funeral y antes de terminar la
reunión de directores tuve que irme a Santa Cruz a mecanografiar el informe
final del seminario para que se lo llevaran los directores. Trabajé más de 40
horas seguidas sin dormir pero logré terminarlo a tiempo”.
El trabajo no se
limitaba solamente a la impresión de documentos, sino que también había que
desplazarse a las comunidades campesinas, a pesar de que los caminos no siempre
eran cómodos y transitables. Por eso, Fanny, recordará también aquellos caminos
por donde transitaba en el Toyota, hace más de treinta años: “Recuerdo los caminos malos y las plantadas
que nos dábamos en la noche; una vez estábamos desde atrás empujando el Land
Cruiser para sacarlo porque estaba enfangado, y la traviesa de Toya pisó el
acelerador y nos bañó de barro a todos los que estábamos por atrás empujando”.
En 1982, después de
reflexión y búsqueda de financiamiento en el exterior, la Hna. Emma Rioja consigue
el apoyo de Holanda para la adquisición de una radioemisora con las frecuencias
de ondas media y corta y un nombre que la señalaba como una insignia para nuestro
departamento: Radio Santa Cruz. Emma se retira de Irfa al finalizar ese año y
asumo la dirección al comienzo de 1983…
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